Por @afnays
Son africanos pero hablan español con acento cubano. En su país se fueron a la guerrilla hace tres décadas pero dentro de escasas horas, a este puñado de hombres ya entrados en los 40 y hasta los 50, a quienes se les conoce como los Jubanos, les tocará asumir roles de responsabilidad en Sudán del Sur, un nuevo estado que nace este 9 de julio con el aval de Naciones Unidas y la bendición de China y Estados Unidos.
Sin un kilómetro asfaltado de carretera, escasos hospitales, hoteles y escuelas, casi nueve millones de habitantes sumidos en visibles niveles de pobreza, una superficie territorial de 619.745 km² (dos tercios de la de Venezuela) y una importante bolsa de petróleo en el subsuelo, Sudán del Sur nacerá con no pocos desafíos y otros tantos riesgos, sobre todo la violencia, de la que no ha logrado deslastrarse de su madre y vecina del norte.
En la nación africana conviven cerca de 200 lenguas diferentes y varias religiones animistas aunque también cristianas, a diferencia de Sudán del Norte de mayoría musulmana. Cada año se produce la Gran Migración de Búfalos, cerca de dos millones de animales atravesando de punta a punta el territorio.
La capital, Juba, situada a orillas del Nilo blanco, es hoy una ciudad en ruinas por décadas de conflicto armado. Es ahí donde recalará este sábado el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, a la ceremonia de apertura del nuevo estado.
El enviado especial de Estados Unidos para el país africano, Princeton Lyman, opina que la secesión formal será un "acontecimiento de celebración" pese a que previsiblemente Juba y Jartum (capital de Sudán del Norte) tardarán en tomar decisiones sobre los asuntos clave, como el reparto de los ingresos por petróleo y el estatus de la región central de Abyei, indica un despacho publicado por telecinco.es.
En esa zona aún se producen combates entre tropas de ambas regiones que impiden el ingreso de cascos azules provenientes de Etiopía, lo que lo que ha provocado que decenas de miles de personas hayan tenido que huir de la violencia, indica BBC Mundo.
El presidente de Sudán, Omar al Bashir, sumido en problemas locales de orden público por la ola de protestas que sacudió al mundo árabe, pues tiene otro motivo más de preocupación: escisión territorial, conflicto armado y migraciones humanas.
La guerra civil entre las facciones sudanesas comenzó en 1985 y produjo más de 2,5 millones de muertos y el doble de desplazados. Dos décadas después se puso fin al conflicto con la firma de un acuerdo de paz. En enero de 2011 se efectuó un referéndum sobre la secesión en el cual una aplastante mayoría se inclinó hacia la separación en dos estados independientes, con lo que Sudán, el país africano más grande del continente, dejará de serlo.
El presidente de Sudán del Sur, Salva Kiir Mayardit, es el sucesor de John Garang, fundador del Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés e ícono del nuevo Estado, fallecido en un extraño accidente aéreo en 2005.
Pero quienes han de tomar papeles de responsabilidad, tanto en el gobierno como en el sector privado, son los “Jubanos”, aquellos 600 muchachos que tomaron las armas en 1985 y que Garang envió a Cuba en un barco de bandera ucraniana para que se formaran como los cuadros de un futuro estado nacional. Allí, aparte de español fluido, salsa y guaguancó, aprendieron “lo que se debe y lo que no se debe”, indica el comentarista Johann López, de elespectador.com.
No poca responsabilidad recaerá en estos “heroes del desarrollo”, como los llamaba Garang, quienes deberán afrontar el cambio de estatus de los sursudaneses, la creación de instituciones, el corrupción, la economía, las montoneras, los refugiados, el islamismo radical, el tribalismo, los abusos a los derechos humanos y los atávicos moldes tradicionales. Esta historia apenas comienza.
Video: http://www.rtve.es/alacarta/videos/en-portada/sudan-del-sur-naciendo-ritmo-frenetico/1137619/
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