Todo comienza así, señala una cronología del Diario Discusión de Chile: El jueves 5 de agosto se produce un derrumbe en el yacimiento San José, de oro y cobre, propiedad de la empresa minera San Esteban y ubicado al norte de Copiapó. Una roca de 700 mil toneladas en la montaña hace colapsar los accesos dejando a todos los trabajadores que participaban en las faenas bajo tierra.Varias horas pasan para que Alejandro Bohn y Marcelo Kemeny, dueños de la mina, decidan informar a las familias de los mineros lo ocurrido.
Luego de los respectivos catastros la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior (Onemi) confirma que son 33 y no 34 los mineros atrapados, entre ellos un ciudadano boliviano. Desde tempranas horas equipos de rescate llegan al punto del derrumbe.
El domingo 8 de agosto, máquinas de sondeo inician sus labores de perforación de pequeños conductos para intentar dar con la zona del refugio donde debieran estar los mineros. El lunes 9, el presidente chileno, Sebastián Piñera pide la colaboración internacional para rescatar a los mineros.
Se dan a conocer denuncias sobre que la mina San José no debería estar en operaciones debido a una serie de accidentes ocurridos en el pasado. El jueves 12, se cumple una semana del derrumbe y el ministro Laurence Golborne, reconoce que las posibilidades de encontrar con vida a los mineros son bajas.
Es sólo el 19, cuando una de las máquinas de sondaje supera los 700 metros de profundidad, pero fracasa en su objetivo de dar con el lugar en que se pensaba estaban los mineros. Pero otras ocho sondas continúan con sus labores de perforación.
El domingo 22 se confirma que los 33 mineros están en el refugio y están bien.
A partir de allí, la historia es la de los tres taladros: Plan A, B y C que tratan de llegar al lugar donde están los mineros. Llega primero el Plan B el sábado 9 de octubre, al completar los 622 metros de profundidad desde donde emergerán los trabajadores, operación que comienza oficialmente el 12 de octubre.
Ahora que están afuera, ¿la historia terminará? Difícilmente. Entre otras cosas por:
La salud: estaban en un sitio a más de 30 grados, una humedad que no baja de 90%, expuestos a posibles accidentes y sin luz natural; con posibles lesiones cutáneas, oculares y dentales; enfermedades gastrointestinales; respiratorias y posiblemente la más difícil de tratar y manejar: el problema su psicológico: Primero pasaron por un momento de mucho decaimiento, preocupación, ansiedad. Luego fueron encontrados y sintieron euforia. Y luego el encierro que duró 69 días.
La presión actual, ya en la superficie, es otra: la de los medios, de los propios familiares y la fama súbita: Ya se habla de una película (protagonizada por Javier Bardem) y un documental. También de un libro: Víctor Segovia Rojas, uno de los mineros (el 15 en salir), se dedicó a recopilar las historias en el refugio con la idea de escribir sobre su experiencia.
¿Y la historia del “minero infiel”, Yonni Barrios?: su indiscreción marital se descubrió porque al campamento llegaron las dos mujeres diciendo que era “la mujer de Yonni”. Al final fue la “amante” (Susana), quien lo recibió.
La cuestión económica
Por supuesto, el dinero no está fuera de toda esta operación de recate: En el diario La Tercera se lee: “Tras la conclusión de las faenas de rescate, se espera un complejo escenario para los dueños de San Esteban. Fuentes ligadas a la investigación explican que una vez que sean dados de alta del Hospital de Copiapó, la fiscalía comenzará a interrogar a los mineros, para después tomarles declaración y preparar la formalización de cargos en su contra (la de los dueños: Alejandro Bohn y su cuñado Marcelo Kemeny). En principio se analizó imputarlos por cuasidelito de homicidio, pero tras el hallazgo con vida se deberá analizar qué figura aplicar”.
A todo esto, se añade la demanda indemnizatoria por $ 4.900 millones que familiares de los trabajadores atrapados presentaron a fines de septiembre en contra de los dueños de la empresa, a la que podrían sumarse otras acciones civiles y penales.
Cómo se ve, es una historia que sólo ha comenzado.
Mientras, El País publicó algunos datos curiosos: Algunos mineros pidieron abrillantador de zapatos para el momento de su salida de la mina; entre los regalos que les esperan en la superficie está ver al Madrid en el Bernabéu y los periodistas ávidos de noticias han sufrido 17 accidentes de tráfico en los alrededores de San José.
Ahora sí uno se puede reir del encierro de los mineros... ¿o no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario