domingo, 26 de septiembre de 2010

Crónica de un votante desprevenido

@conjurado

El sábado en la noche estaba en la casa de un amigo (es necesario acotar que chavista). En la edición aniversario de la revista El Librero leía el trabajo que hicieron sobre José Ignacio Cabrujas. Sus ideas sobre el país como un campamento derivado ahora en un hotel me dejaron pensativo:

"Han pasado siglos y todavía me parece vivir en un campamento. Quién sabe si al campamento le sucedió lo que suele ocurrirle a los campamentos: se transformó en un hotel. Esa es la mejor noción de progreso que hemos tenido: convertirnos en un gigantesco hotel donde apenas somos huéspedes. El Estado venezolano actúa generalmente como una gerencia hotelera en permanente fracaso a la hora de garantizar el confort de los huéspedes. Vivir, es decir, asumir la vida, pretender que mis acciones se traducen en algo, moverme en un tiempo histórico hacia un objetivo, es algo que choca con el reglamento del hotel, puesto que cuando me alojo en un hotel no pretendo transformar sus instalaciones, ni mejorarlas, ni adaptarlas a mis deseos. Simplemente las uso. No vivo en un lugar, me limito a utilizar un lugar".

¿Si Cabrujas viviera, sería antichavista?, le pregunto a mi amigo.

Seguramente. Como si Jesús viviera, sería chavista.

Asentí. Hay de todo en la Viña del Señor.

El país como un hotel amaneció este domingo para ejercer su derecho al voto. En Twitter, @Trapiello se preguntaba cómo los “escuálidos” pueden decir que aquí hay una dictadura si siempre hay elecciones… La respuesta es sencilla: las elecciones no hacen más democrático a un país, es sólo un elemento de la ecuación para decir que vivimos en una democracia. Hace falta todo lo contrario que señala Cabrujas y que hace de Venezuela un sitio provisional para vivir…

Este domingo de elecciones, en el que llovió también como en los últimos días, el proceso no guardó muchas sorpresas: los típicos retrasos en algunas mesas, los ahora famosos motorizados vestidos de rojo que pasaron por algunos centros para amedentrar, y el partido de Gobierno, haciendo campaña política por ejemplo en centros electorales de Petare, cuando no debería, como "tuiteaba" oscarmedina1. El país del “a mí me da la gana” pues.

Y ahora que estamos en los momentos de esperar los resultados, todos hacen su apuesta. Independiente de los resultados que sean, mañana no será un día diferente, será en día más para seguir intentado construir un país, lo que significa un proyecto de país que incluya a la gran mayoría y que las instituciones no representen intereses particulares. Un trabajo todavía largo y, obviamente, para la oposición. Hay que reconocerlo.

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